Hace más de 80 años se abrieron por primera vez las puertas del Hotel Posada de la Misión y se hizo realidad el sueño de un emprendedor. En estos años, Taxco ha visto nacer y crecer el hotel, que ya es parte de la historia de la ciudad y de México y se ha convertido en patrimonio del pueblo, "La Casa de Todos".
Don José J.Razo en 1936
Elena Razo Maciel en el día de su boda con Roberto Trauwitz
Dibujo e invitaciones de 1940
Posada de la Misión inicia como un sueño y con el tiempo logra convertirse en referente de la cultura y la vida de Taxco. Su permanencia a lo largo de más de 80 años, que se cumplieron en 2020, es fruto del compromiso de una familia mexicana que durante cuatro generaciones de empresarios defiende y preserva los valores y principios que distinguen a las empresas que se crean para perdurar.
Don José J. Razo nace en 1885, en Pueblo Nuevo, pequeño poblado de Guanajuato fundado por don Vasco de Quiroga 400 años antes de que él viera la luz, cercano a Corralejo, cuna de Miguel Hidalgo. Ahí, entre "Dos rios", significado del nombre otomí de Pueblo Nuevo, forma y alimenta su carácter de arrojo y un gran instinto empresarial que lo llevará lejos de Silao, lugar al que su familia se muda al poco tiempo de su nacimiento.
El ambiente tranquilo de la provincia donde vive se ve alterado por la irrupción de la Revolución Mexicana que se extiende por el país.
El espíritu indomable del joven José J. Razo, más que intimidarse ante los problemas y las tribulaciones que afectaban por completo la vida nacional, lo estimula a buscar nuevos horizontes.
A sus 25 años es socio de Venustiano Carranza, militar, político y empresario de Coahuila que ocupa la Presidencia de México entre 1917 y 1920, cuando tras diversas intrigas y traiciones en la lucha por el poder es emboscado y asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla.
Hombre inquieto, José J. Razo desde muy joven hace negocios relacionados con el campo, terreno que conoce muy bien y que además le gusta. Por un tiempo se dedica a la siembra e importación de árboles de EU y después incursiona en la fabricación de hielo.
Para continuar con su creciente carrera empresarial y alejarse de la Guerra de los Cristeros -que se prolonga de 1926 a 1929 en todo el Bajío y toca de cerca a su familia, profundamente católica, con la muerte de su tío el cura Pedro Razo, fusilado el 18 de julio de 1928 en Guanajuato al sufrir la persecución a la iglesia-, decide trasladarse a la Ciudad de México con su esposa, doña María de los Ángeles Maciel Guzmán, y sus primeros hijos, de los ocho que procrearán, para darles la mejor educación y vida posibles.
Su espíritu emprendedor lo lleva a la producción de cerveza y al turismo, al que vislumbra como una gran veta. Su participación en estas actividades es como empresario y activo miembro de los consejos de la Cámara Nacional de Comercio y la Concanaco, de las que es cofundador.
Ya en la Ciudad de México, se establece en el barrio de Mixcoac, que dista varios kilómetros del centro de la ciudad, corazón de la vida económica y social del país: para llegar al centro utiliza caminos de terracería y carruajes tirados por caballos, lo que representa un gran inconveniente, por lo que adquiere un predio donde construye una hermosa quinta, cercana al Río de la Piedad, entre las calles Aguascalientes, Tlacotalpan, Tlaxcala y una pequeña calle a la que le pone el nombre de Taxco, en lo que será la colonia Roma Sur, creada al igual que la Condesa para edificar suntuosas mansiones que albergaron a la clase alta de la ciudad en los años finales del porfiriato.
Es el México de la etapa posrevolucionaria, que busca salir de la crisis política de la Gran Depresión. Se lucha por sentar las bases de estabilidad económica y política tan necesarias para sacar del atraso al México rural y atender al otro México, el urbano e industrial, deseoso de acceder a la modernidad.
Los habitantes de las pujantes urbes del mundo occidental aspiran al modo de vida cosmopolita dominado por los estereotipos y la moda de las grandes luminarias de Hollywood -como Greta Garbo y Marlene
Dietrich-, presentes también en la vida cotidiana de las familias mexicanas urbanas, que se imponen sobre el arraigado modelo europeo adoptado por el porfiriato.
La Europa de 1918 logra poner fin a la Primera Guerra Mundial y lucha por recuperarse de sus consecuencias. El resentimiento social alimentado por la pobreza de la posguerra facilita el surgimiento de nuevas corrientes políticas radicales como el nazismo y el fascismo, que llevan 20 años más tarde a la Segunda Guerra Mundial.
En México, en ese tiempo se populariza la costumbre de vacacionar en Semana Santa en las provincias: en pueblos, haciendas o balnearios, y se gestan los primeros pasos del turismo.
Don José ]. Razo adquiere la Hacienda Molino de San José del Puente, en Puebla, para que su numerosa familia se reúna y disfrute de sus vacaciones o en cada oportunidad que se presenta. Ahí solicita la concesión para el aprovechamiento de un manantial en el Río Atoyac para dedicarlo a un balneario que servirá como centro turístico. Este es el inicio de su incursión en el turismo.
Don José J. Razo adquiere la Hacienda Molino de San José del Puente, en Puebla, para que su numerosa familia se reúna y disfrute de sus vacaciones o en cada oportunidad que se presenta. Ahí solicita la concesión para el aprovechamiento de un manantial en el Río Atoyac para dedicarlo a un balneario que servirá como centro turístico. Este es el inicio de su incursión en el turismo'.
Al comprender los nuevos tiempos que se avecinan, don José J. Razo se dispone a preparar a sus hijos, especializándolos de acuerdo con sus capacidades e intereses para hacerse cargo de los distintos negocios que está emprendiendo. Uno de esos proyectos es la construcción de un hotel en Taxco, donde recibe un predio ubicado en el Cerro de la Misión como dación en pago de un préstamo que había hecho a los propietarios del Hotel Borda en esa ciudad.
De sus ochos hijos, Elena Razo Maciel -la tercera en la línea familiar-muestra, desde pequeña, cualidades especiales que le permiten adelantar sus estudios y concluir su educación en las mejores escuelas de México, EU y Suiza. Su padre la envía, con su hermano menor José Luis, a la boyante Freising, donde éste estudia en la cervecería de Weihenstephan -la más antigua de Alemania y del mundo-, en la región de Baviera, al norte de Múnich. Mientras su hermano aprende los secretos de la profesión para aplicarlos en el negocio de su padre, Elena
estudia idiomas.
Apasionado y pionero del turismo, don José J. Razo emprende un ambicioso proyecto para construir y operar una cadena de hoteles en la ruta terrestre más utilizada por el turismo estadounidense que se traslada desde Laredo, Texas, pasa por Monterrey, Matehuala, San Luis Potosí, Ciudad de México y Taxco, hasta Acapulco, donde suele permanecer dos o tres meses. Inicia la construcción del hotel en Taxco y viaja por los estados de esa ruta con la finalidad de comprar terrenos donde se levantarán los hoteles.
Elena Razo Maciel nace el 1 de noviembre de 1918 en la Ciudad de México, en un país todavía inestable por las tensiones entre los distintos grupos armados y políticos que se disputan el gobierno.
Elena recibe la formación tradicional que exalta los valores morales y familiares.
Las mujeres de esa época seguían un rol pa-sivo, fundamentalmente de madre y esposa.
Así que debió de sorprender, a propios y extraños, cuando Elena decide hacerse cargo del proyecto iniciado por su padre en Taxco, mientras que sus hermanos se encargan de los otros negocios familiares.
De ser una joven feliz que meses atrás dedica su tiempo a disfrutar de paseos en bicicleta por Freising, admirar las prendas de moda casual, elegante y sensual que dictan diseñadoras como Coco Chanel y gozar del ambiente bohemio de Europa, Elena se pone al frente de la obra de su padre en Taxco, inconclusa con su muerte.
Con tan sólo 22 años, termina las obras del Hotel Posada de la Misión y se encarga de su administración en 1940, un año después de su llegada. Bajo su supervisión inicia la operación del hotel con enormes obstáculos, como la escasez de víveres y de personal.
Elena compra un camión, y con su chofer un señor conocido como "Panchote", (que además fue su guardaespaldas) viaja de manera frecuente a la Ciudad de México a comprar víveres para la operación del hotel. El viaje toma varias horas de ida y otras tantas de regreso, y se tienen que sortear los peligros que representa la sinuosa carretera que une a Taxco con la Ciudad de México, una vía peligrosa por la que se conduce habitualmente con exceso de velocidad. Este viaje inspira a Raful Krayem para componer la famosa canción "Camioncito Flecha Roja":
Elena diseña la insignia con el nombre del hotel, que contiene la triple
"M": letra que representa a la Misión, por el nombre del cerro donde se localiza el hotel; a la virgen María, a la que venera, y a México, su patria querida. Sobre la M coloca la cruz de los misioneros franciscanos que desde el siglo XVII pasan a la ermita que se encuentra en la cima del cerro para encomendarse en su viaje por la región, y define los colores que formarán parte de la identidad del hotel: blanco, negro y rojo. Todo el hotel tiene la personalidad de Elena, gracias a ese espíritu se gana el reconocimiento de viajeros nacionales y extranjeros que pasan por
Taxco en su camino a Acapulco o atraídos por la belleza y singularidad del poblado y de la platería.
A finales de 1940 México era un país en plena ebullición cultural, artística e intelectual. Movimientos como el surrealismo irrumpen en el cine, en la literatura y en las artes plásticas. El propio André Breton dijo de México que era el país más surrealista del mundo.
El país goza de paz y estabilidad. La Ciudad de México es el espejo del progreso y del desarrollo. Crecen los negocios, y se cuenta con los mejores servicios de comunicación. Las clases sociales con mayores recursos pueden aspirar a comprar grandes automóviles: Cadillac, Packard, Ford o Chevrolet. Hombres y mujeres visten la moda elegante que consiste en vestidos y trajes sastre y sombreros. Los abrigos son un complemento obligado. Los fotógrafos se apostan en las calles más transitadas del centro de la ciudad para captar con sus cámaras de cajón la belleza y elegancia de las y los transeúntes.
El cine se convierte en el espectáculo masivo por excelencia. Se levantan enormes teatros con pantallas monumentales. Comienza la Época de Oro del cine nacional con sus grandes artistas: María Félix, Pedro Armendáriz, Pedro Infante, Jorge Negrete, Dolores del Río. Cantinflas, el gran cómico, reina en las pantallas. México supera la producción cinematográfica de Estados Unidos y en la música se dispone a invadir el mundo con la canción "Bésame mucho", escrita por la compositora Consuelito Velázquez, una de las canciones más mexicanas y universales que se han escrito, En Taxco, Elena construye y abre las puertas del Teatro Juan Ruiz de Alarcón, el más grande de Guerrero, adyacente al hotel, y repara la Ermita de la Cruz.
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TAXCO, GUERRERO, MÉXICO
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